ACUARELA


La información está dividida correlativamente en tres apartados, los siguientes:

Historia
Materiales
Papel de acuarela
Colores de acuarela
Pinceles
Paletas para acuarela

Técnica
Húmeda o Seca
Otros recursos técnicos

***



HISTORIA

Existen multitud de textos sobre la historia de la acuarela, por lo que solamente se incluirán unas breves pinceladas básicas.

***

Su evolución ha estado necesariamente vinculada con la historia de su principal soporte, el papel, cuyos origen suele situarse en China, aproximadamente un siglo a.C. si bien la pintura a la acuarela se extendió en dicho país a partir del siglo VIII, sobre soportes distintos, principalmente la seda y el papel de pasta de arroz, desde donde se propagó después hacia Europa.

En cierto sentido, las superposiciones de colores planos realizadas con pigmentos en el antiguo Egipto, donde se desarrollaron sustancias naturales que permitían un cierto grado de espesamiento y aglutinación del pigmento, pueden ser considerados como los precursores de este tipo de técnica.

Como más adelante lo serían también las técnicas de pintura al temple, con unos pigmentos aplicados sobre las superficies enyesadas y encaladas mientras conservan cierto grado de humedad. Este tipo de técnicas alcanzó su apogeo con las pinturas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina a lo largo del siglo XV.

En la Edad Media la acuarela tuvo escaso protagonismo, aparte de la iluminación puntual de algunos manuscritos.

Durante el Renacimiento su uso estuvo bastante limitado a los simples bocetos con pinturas acuosas monocromos a base de hollín "bistre" y tinta de calamar, el tono sepia. Resulta clásico considerar al maestro Albrecht Dürer como padre de la acuarela, puesto que la usó frecuentemente para colorear sus detalladas imágenes del mundo animal y de la naturaleza, por encima de un consistente dibujo,  hecho a tinta. Pintores como Van Dyck y Rembrandt utilizaron también la acuarela como un complemento de sus pinturas al óleo, especialmente utilizando veladuras de carácter monocromo.


La liebre, de Albrecht Dürer

El gran desarrollo de la Acuarela tendría lugar más tarde, en Inglaterra, a lo largo del siglo XVIII, en parte debido al esplendor imperial y a la aparición del romanticismo, con la secuela inevitable de representación de la naturaleza. Entre otros puede destacarse a John R. Cozens, que pintó bellas acuarelas de los Alpes suizos y que junto a Paul Sandby, artista inquieto que contribuyó a liberarla de su excesiva dependencia del dibujo, fueron quienes más influyeron sobre los que estaban llamados a ser los dos grandes maestros indiscutibles de la acuarela en Inglaterra, Thomas Girtin y Joseph M. William Turner.


 
Venecia, William Turner

Este último la cultivó muy ampliamente, tanto en forma de bocetos para sus cuadros al óleo, como en sus notas de viaje, habiendo dejado una amplia colección que son expuestas por todo el mundo, donde aun hoy sorprenden por su manifiesta modernidad, adelantándose en el tiempo a movimientos posteriores, especialmente de ámbito impresionista.

Artistas de la talla de John Constable utilizaron de un modo complementario las pinturas a la acuarela, que también se extendió  ampliamente entre los artistas franceses, destacando la producción de Jean H. Fragonard durante el siglo XVIII.

En 1804 se fundó la primera sociedad de acuarelistas en Londres, donde fueron numerosos los artistas que la cultivaron de modo preferente, consiguiendo por primera vez competir con otras técnicas. Tal cultura se extendió en otros puntos de Europa y América, llamando la atención la proximidad de las fechas de constitución de algunas de las primeras agrupaciones de acuarelistas, 1865 en Barcelona, 1866 en Madrid y en Norteamérica, donde se fundó la “American Society of Water Colors”.

Naturalistas, viajeros, periodistas reporteros desplazados a países con ocasión de los conflictos bélicos, usaron también la técnica para ilustrar sus correspondientes informaciones. 

Aunque de modo relativamente minoritario, también fue un medio utilizado en los movimientos artísticos posteriores, tanto durante el impresionismo como en los inicios del arte abstracto y en el seno del expresionismo. Auguste Morissot, Camille Pissarro, Kandinsky, Paul Klee, Emil Nolde, etc. son solo algunos de los más conocidos.

Árabe, de M. Fortuny

Acuarela abstracta de P. Kandinsky

Entre nosotros, artistas de la talla de un Eduardo Rosales, el propio Joaquín Sorolla, Mariano Fortuny, nos han legado acuarelas de altísimo nivel artístico. Simultáneamente, dentro del mundo angloparlante nombres emblemáticos como John Singer Sargent, Maurice Prendergrast, Howard Winslow, etc. han sido referentes mundiales.

Aunque menos conocidos entre nosotros, en todas las épocas han existido relevantes acuarelistas en el mundo oriental, especialmente en China y Japón, países con larga tradición en el uso de dicha técnica, habiendo hecho de la acuarela su procedimiento preferido, y actualmente existen maestros realistas de un nivel difícilmente superable, como  Guan Weixing, junto a otros con formas de expresión más moderna, como Lian Quan Zhen.

Durante la segunda mitad del siglo XX en nuestro país se ha alcanzado un gran nivel acuarelístico, con artistas relevantes que no pueden enumerarse sin incurrir en algún tipo de agravio. Con todo, debemos citar nombres como los de Federico Lloveras, Ceferino Olivé, Guillem Fresquet, Rafael Requena, Julio Quesada, José Galán Polaino, Manuel Bordallo, Josep Martínez-Lozano, Matías Mandilego, Viçens B. Ballestar, Francisco Bonnin, Humberto Alonso, Julio Visconti, etc. algunos de ellos hasta hace bien pocos años todavía en activo, que han dejado muy alto el listón para sus continuadores en el tiempo.


Portuaria, de Ceferino Olivé

Acuarela de F. Lloveras

Durante bastantes años la técnica de la acuarela ha sido muy utilizada en la realización de proyectos y bocetos en los campos de la arquitectura y del diseño, por cuyo motivo algunos de los que la practican proceden con relativa frecuencia de dichas áreas, si bien en los últimos años el impacto digital con los programas informáticos tipo CAD y sus variaantes, han reducido significativamente estos usos.

MATERIALES

PAPEL DE ACUARELA


 
  
El papel utilizado para pintar acuarela tiene sus propias características y debe reunir una serie de requisitos:

Debe ser de consistencia suficiente para que pueda soportar el baño con agua.
Ha de ser sometido a un encolado de su superficie, para evitar la impregnación excesiva de los pigmentos, que sería irreversible.

Suele estar fabricado  con algodón puro y libre de ácido, esto último con el fin de evitar la coloración amarilla con el paso del tiempo o reacciones indeseables con los pigmentos.

Puede tener una textura variable, desde la superficie lisa o satinada de algunos hasta los que muestran algún tipo de rugosidad, fina o gruesa, de formas distintas según las marcas comerciales.

Fabricado en distintos grosores o gramajes, que pueden dividirse en delgados, hasta 200 g/m, de grosor medio hasta 350 g/m y los más gruesos, algunos de ellos de confección manual, hasta 600 g/m.

Comercializado bajo distintas formas, los de menor tamaño en forma de blocs, los de tamaño mediano en hojas sueltas, que son los más utilizados habitualmente, y los  de gran formato que se expende en rollos.

 

 

Otra forma de utilización es la de papel encolado a un cartón de 1-2 mm, aunque esta modalidad está menos extendida, y aunque tiene la ventaja de no permitir su abollonamiento con la humedad, tiene en su contra su mayor precio y el volumen que ocupa en las carpetas.

La forma quizás más placentera de pintar es la que se consigue con el tensado de un buen papel sobre un tablero de madera o sobre un bastidor convencional, con lo que se obtiene una superficie tensa como un tambor, que impide también cualquier tipo de abollonamiento. No obstante, esta forma de hacer es preferible reservarla para formatos de un cierto tamaño. Existen tutoriales en internet que describen con detalle el proceso de tensado, bastante fácil.

¿Cómo elegir el papel?

Dependerá fundamentalmente de varios factores, a saber:

-Tamaño de la obra a realizar, en función de la cual se optará por el bloc, hoja suelta tipo media hoja de unos 50x70 cm u hoja entera, de 70x100 cm.

-Tema, de la que dependerá la textura a escoger, de modo que se preferirá el papel liso o de grano fino para motivos que requieran precisión, por ejemplo retrato o figura, reservando el grano grueso para temas de menor detalle, como el paisaje o las composiciones libres.

-Técnica, de forma que si es húmeda requerirá un papel de mayor grosor y grano más grueso, mientras que si es seca puede ser suficiente con papeles delgados.

-Presupuesto, ya que el factor precio es una condición importante, en especial en los primeros años de práctica, ya que el índice de acuarelas que no llegan a buen puerto es mayor que cuando el pintor va adquiriendo experiencia. Con todo, hay que decir que incluso cuando uno está empezando se le debe recomendar algún papel con un mínimo de calidad, para evitar una disuasión prematura debida a malos resultados a causa de un papel deficiente, máxime cuando nos enfrentamos a una técnica tan decepcionante en la fase inicial.

Existen otros tipos de soporte rígidos, con superficies hechas con pastas diversas o mezclas con alguna proporción de gesso, pero en general son para formatos  pequeños, siendo mayor su coste y su disponibilidad algo irregular.



 COLORES DE ACUARELA


   
Los pigmentos usados en la pintura a la acuarela se encuentran comercializados con muy diversos tipos de presentación:

Lápices acuarelables, cretas, ceras

 

Estas formas de presentar el pigmento son muy adecuadas para tomar apuntes, para dibujar y colorear después, utilizando algún tipo de pincel de pequeño grosor.

Preferibles para el pequeño formato, lo que no impide que puedan ser utilizados también para tamaños medios o grandes, como decisión estilístico voluntariamente elegida.

Permite utilizar papeles de menor grosor, puesto que por lo general no es sujeto de grandes aguadas.

En principio, resulta más apto para un lenguaje realista e incluso detallista, como pueda ser el retrato o la figura.
  
Acuarela en pastillas o godets

 

De calidad variable según las marcas utilizadas, suele obtenerse con ellas una cantidad limitada de pigmento útil, por lo que resulta inadecuada cuando se están pintando superficies amplias, máxime si se tratan en húmedo.

Resulta conveniente humedecer previamente su superficie con un baño de agua, para evitar en la medida de lo posible el deterioro de los pinceles a causa de un frotado demasiado intenso.

Existe alguna limitación más, fruto del propio tamaño de la pastilla, que no permite habitualmente la utilización de pinceles de grosor superior al nº 16.

En tal sentido tendrían cierta ventaja los colores sólidos alojados en godets, porque su tamaño puede ser algo mayor, si bien son más difíciles de conseguir en el mercado, por su comercialización irregular. Algún amigo acuarelista ha relatado excelente resultados con algunas marcas de origen chino.

Acuarela líquida


Colores en disolución con una gran capacidad de pigmentación, que permiten ser extendidos mediante pincel, así como con otros métodos más directos como los trapos y esponjas, incluso el vertido o goteado directo del propio líquido.

Su composición  química y su fluidez los dota de mayor penetrabilidad a través de las porosidades del papel, dificultando la corrección posterior de las manchas, ya difícil de por sí en la acuarela en general, así como la superposición de veladuras de menor intensidad.

Más utilizada en el campo del diseño y de la ilustración, son pocos los acuarelistas que la utilizan en su práctica habitual, aunque cada vez se extiende más su uso entre quienes utilizan lenguajes más modernos, planos o gestuales, partidarios de manchas y texturas, soportes en horizontal, especialmente entre las mujeres.

Acuarela en tubos

  

Es la forma más extendida de uso entre los acuarelistas, tanto entre los más noveles como los de mayor experiencia, pinten en estudio o en plena naturaleza.

Existe una gran variedad de marcas y de procedencias, las más apreciadas las inglesas y holandesas, también las alemanas y norteamericanas. Alguna de ellas dispone incluso de dos niveles de calidad, como ocurre con la holandesa Talens con su Rembrandt y Van Gogh, o con la inglesa Winsor&Newton, con su propio nombre y Cotman, para adecuarse mejor a mayor número de clientes. Schmincke y Smith son otras marcas en ascenso. 

Pueden comercializarse en tubos de tamaño normal, de unos 8 ml, y tubos de tamaño grande, entre 14 y 20 ml.

Sus cartas de color son amplias, divididas entre distintas series que tienen un coste distinto en función de su complejidad química o de la materia prima utilizada en su producción.

¿Cómo escoger?

Los colores son una cuestión bastante personal. En primer lugar dependerá de la propia filosofía general en cuanto a número de colores a usar. Si bien a nivel teórico es conveniente aprender a mezclar y a conseguir los tonos que estamos buscando en cada momento, a menudo resulta más práctico confiar en mezclas ya hechas de fábrica, que permite concentrarse en otros aspectos de la tarea pictórica como la propia técnica y el control del agua, el propio lenguaje o el ritmo de ejecución de la obra.

Es necesario probar y escoger, puesto que a menudo colores del mismo nombre tienen una tonalidad distinta en función de la marca.

En conjunto, se puede afirmar que el promedio de calidad es bastante alto, de modo que la elección va a depender fundamentalmente del gusto individual, así como del presupuesto disponible.

Son de agradecer las referencias que hacen las marcas en cuanto a su resistencia frente a situaciones adversas, especialmente la luz, obtenidas tras estudios en los laboratorios de las empresas productoras.

Una mayoría de acuarelistas utilizan simultáneamente colores de distintas marcas.
Algunos docentes recomiendan ir cambiando de modo frecuente alguno de los colores  utilizados, para así generar nuevos registros en la obra.



PINCELES

  

La forma usual de aplicar los pigmentos sobre el papel son los pinceles, de los cuales existe una amplia variedad de tamaños y de formas, así como tipos distintos en función del pelo utilizado en su confección, algunos de ellos a través de muy complejos métodos de elaboración y montaje, lo que repercutirá sobre el precio final del producto.

Grosso modo, por su origen pueden ser naturales o sintéticos y por su forma, planos, redondos, mixtos y de formas especiales. Por su diámetro oscilan entre el número 0 y el 24, este último del grosor del pulgar. Pueden estar compactados a presión entre una estructura metálica cromada o fuertemente ligados con hilos muy resistentes o metálicos.

   

La combinación de todas estas variables produce un amplio abanico de posibilidades que, unidas a los países de origen, provoca una gran diversidad de precios.

¿Cómo escoger?

En primer lugar debe decirse que el pincel ha de guardar proporción con el tamaño de la obra a realizar. Resolver grandes formatos con pinceles pequeños supone, aparte de ineficiencia, cierta falta de coherencia en el lenguaje, salvo que sea premeditado y estilísticamente buscado.

En líneas generales debemos saber que los pinceles sintéticos retienen una menor cantidad de agua y pigmento entre sus fibras, en vista de lo cual deben usarse con cierta precaución a fin de evitar el goteo inoportuno, especialmente en tamaños superiores al nº 16.

Los pinceles planos provocan unas formas más geométricas y modernas, siendo idóneos para representar las formas arquitectónicas en los paisajes urbanos, mientras pierden capacidad descriptiva para imágenes de naturaleza, más fáciles de explicar con pinceles redondos. Entre estos sobresalen los de tipo japonés, de cuerpo grueso y afilados en su punta, perfectos para la expresión de formas vegetales, para lo que probablemente nacieron, nada apropiados para pintar estructuras artificiales y líneas rectas.

Los pinceles de forma mixta o intermedia entre los anteriormente descritos, conocidos como de lengua de gato, permiten un uso polivalente, lo que les confiere gran utilidad gracias a su mayor versatilidad descriptiva.

Otras formas especiales, como los de tipo abanico, tipo cepillo o con varias puntas tienen un uso más restringido y personal, vinculado a la creación de efectos texturales muy concretos. Existen también otros pinceles que ya llevan incorporada el agua en su interior, resultando prácticos para notas de viaje, con formatos pequeños.
  

Es importante ser consciente de la gran repercusión que tendrá la elección del tipo de pincel sobre el aspecto final de la obra, condicionando su carácter, la personalidad y estilo del artista.

Se deja en último lugar la consideración sobre el presupuesto, teniendo en cuenta que las diferencias de precio entre unas y otras marcas, o en función del tipo de pelo utilizado, provocan considerables diferencias de precio, no siempre proporcionadas al resultado con ellas obtenido.



PALETAS DE ACUARELA

 


Si se indaga sobre el tema podemos observar un gran polimorfismo entre los distintos tipos de paleta, especialmente en virtud de su tamaño, de su carácter fijo o plegable y del material con que están construidas, de plástico, cerámica o metal, estas últimas convenientemente esmaltadas de blanco en su cara útil. Algunas llevan unos pequeños recovecos ya adaptados para la incrustación de las pastillas de acuarela, de tamaños estandarizados.

Su elección se hará en razón al lugar donde se tenga que pintar, bien sea en el taller o al aire libre, en cuyo caso debemos considerar peso y portabilidad, así como el tamaño del estuche que la deba contener.

Otros dos factores que por su importancia debemos tener presentes son el tamaño de la obra y el modo propio de trabajar en función del tipo de técnica utilizada, precisando una mayor superficie de paleta cuanto más en húmedo se trabaje.

Algunos acuarelistas trabajan con dos paletas independientes, reservando una para colores fríos y otra para calientes, especialmente si se trabaja en el estudio, donde suele disponerse de mayor espacio para los materiales, o cuando se pintan formatos de gran tamaño.






TÉCNICA DE LA ACUARELA


 
Venezia, J.W.Turner


La técnica de la acuarela ha sido tradicionalmente considerada difícil, especialmente por su cualidad transparente, que impide pintar colores claros sobre otros más oscuros y por el carácter irreversible de las manchas depositadas sobre la superficie del papel.

Su principal dificultad radica en el componente de azar que siempre la acompaña, vinculado al espontáneo movimiento del agua, tanto al pintar sobre un tablero inclinado, en cuyo caso corre y se desplaza hacia abajo, como si se opta por pintar en horizontal, por la difusión impredecible del pigmento en función del grado de humedad de la superficie sobre la que se deposita.

Ambas dificultades son las que confieren a la acuarela sus cualidades más estimadas, la frescura y espontaneidad, su principal activo estético y su razón de ser. De ellas deriva también otra particularidad, su irrepetibilidad, ya que es imposible obtener dos acuarelas idénticas.

Todos estos condicionamientos provocan una característica más, la más importante, que es la que podríamos denominar perfección imposible, la meta inalcanzable. Porque la acuarela perfecta no existe, lo cual constituye un permanente estímulo a la superación, una aventura siempre renovada cuando el artista se sitúa frente al papel en blanco y la mirada perdida en el motivo que va a pintar.

HÚMEDA Y SECA

Es clásico dividir las técnicas usadas en acuarela en dos tipos, la técnica en húmedo y en seco, según el grado de humedad del papel donde depositamos los colores, que oscilará entre un papel absolutamente seco hasta el recién mojado con un baño generoso de agua o de color, con todos los grados  intermedios que se quieran establecer.

Una mayor humedad propicia una mayor difusión del pigmento, así como una menor concreción de las formas, por consiguiente menor capacidad de detalle, todo ello independientemente del tipo de pincel utilizado. Una superficie seca responde justo al revés, con mínima difusión del color, mayor concreción de las pinceladas y una mayor facilidad para el detalle.

Como es fácil de suponer, la mayoría de acuarelas suelen pintarse con métodos mixtos, que incluyen espacios tratados en húmedo y otros en seco, que conviven en la misma superficie, yuxtapuestos o lo que es más corriente, superpuestos, que en general suelen ser trazos secos sobre zonas húmedas, cuando éstas han perdido el suficiente grado de humedad.

Para conseguir la compatibilidad entre las dos técnicas no debe perderse de vista la temperatura y el nivel de humedad ambiental, por su repercusión en el secado de las primeras capas, que nos obligará a cambios significativos en el ritmo de ejecución de la obra. Algunas veces se tratará de un secado precoz, que obliga a ir rápido, otras una humedad prolongada, que impide perfilar detalles y nos obliga a esperar.

Toda esta dependencia física convierte a la acuarela en una forma pictórica de continua interactividad con la naturaleza, lo que sin duda alguna la ennoblece, haciendo de cada sesión de pintura al aire libre una experiencia fascinante, que alcanza el culmen cuando se pinta en invierno con temperaturas negativas, provocando el cuarteado del pigmento sobre el papel.

Es evidente que el tipo de técnica utilizado habitualmente es un condicionante de primer orden en el modo de hacer del artista y el carácter de su obra, lo que equivale a decir para el propio estilo. Complementará los otros factores antes mencionados, como los relativos a materiales empleados, al grano y textura del papel, los tipos de pincel y especialmente las gamas cromáticas utilizadas en la paleta.  




OTROS RECURSOS TÉCNICOS

 
AIGUA, acuarela de T. Jordà Vitó


A las dos modalidades técnicas ya descritas se les puede agregar una larga lista de recursos técnicos, que con el paso del tiempo  se han ido incorporando a la práctica de una técnica pictórica considerada conservadora, dentro de la cual siempre se ha velado estrechamente por una rigurosa ortodoxia.

Como siempre suele suceder, son los más inquietos e inconformistas los que han ido añadiendo sucesivamente reservas, rascados lineares, salpicaduras, en fin, toda una amplia gama de efectos que provocan la formación de texturas, que muchas veces han sido la clave estilística básica del artista transgresor.

El listado podría ser más largo, pero incluiremos de momento los siguientes:

-Protecciones de zonas amplias o circunscritas con tiras adhesivas.
-Reservas con materiales grasos tipo cera.
-Máscaras líquidas que se secan y luego se borran, después de aplicar la pintura.
-Adición de materiales opacos tipo témpera, gouache blanco o de color, trazos de tinta china, etc.
-Rascado con la propia uña, con estiletes o usando el propio mango del pincel.
-Raspaduras con  cuchillas, lija u otros tipos de superficies abrasivas.
-Salpicaduras de color mediante sacudidas del pincel, goteos provocados, a veces dejados correr libremente  sobre el papel.
-Espolvoreado con sal u otros productos, que provocan separaciones puntuales del color.
-Polvos brillantes que generan irisaciones.
-Aditivos en el agua para modificar el tiempo de secado, como la glicerina, bilis de buey y otros médiums sintéticos.
-Tramas con superficies rugosas de diferentes tipos, previamente teñidas de color. 
-Utilización de papeles no adecuados para la pintura a la acuarela.
-Pegado de papeles de distinta consistencia, lisos o pintados, periódicos, etc.
-Arrugado del papel, habitualmente  previo a la pintura.
-Rasgado parcial del papel después de ser pintado, con posterior reparación, con suturas o sin ellas, etc.
-Usando carboncillo en polvo o en pasta, que provoca efectistas texturas aleatorias.

-Añade aquí tu propio recurso…

Con toda seguridad, algunos de estos recursos han sido la clave de la renovada apariencia de la acuarela actual, debido al indiscutible impacto de estos métodos sobre el estilo del artista, cuya búsqueda se vuelve obsesiva en algunos casos.

Parece fuera de discusión que vistos en conjunto han contribuido a  enriquecer la técnica acuarelística, por lo cual debemos plantear seriamente su utilización no indiscriminada, sino de forma selectiva y coherente, con vistas a modernizar nuestro propio lenguaje, lo que redundará siempre en su progreso.

***
LM-2022

No hay comentarios:

Publicar un comentario

FRANCISCO  CASTRO, PREMIO CAUDETE 2021 Si en el anterior post hablé preferentemente de  Javier Zorrilla  como uno de los destacados acuareli...